ACTA DE LA SEGUNDA TERTULIA GASTRONÓMICO-LITERARIA ALEJANDRÍA
SIMANCAS. CASA DEL ARTE. 3 de
mayo de 2013.
TÍTULO: El cielo es azul, la tierra
blanca. Iromi Kawakami. Acantilado, 2001.
1-
Inician los tertulianos este segundo y venturoso
encuentro con conversación trascendente acerca de lo divino y lo humano, a la
par que degustan una selección de exquisiteces de la casa, a saber: ensalada de
rúcula y perdiz escabechada con vinagre de Módena como entrante, seguida
de carrillera de cerdo ibérico con
reducción de Pedro Ximénez, tomatitos asados y virutas de manzana Gran Smith, y
postre de leche merengada de Tordesillas sobre browny con frutos secos. Digno
de mención es el acompañamiento con sake
de tan selectos manjares, detalle difícil de superar de nuestro insigne
becario: Manuel.
2-
La susodicha comida se adereza, cual si de un
lienzo impresionista se tratara, con
comentarios varios y oportunos sobre la obra en cuestión, si bien la tertulia
da comienzo cuando platos y copas se hallan vacíos. Rompe el hielo esta
que suscribe como convocante y sugeridora de esta segunda novela: la elección
obedece a un recuerdo muy vivo y reciente de su lectura y una sensación aún muy
presente de placidez, de paz y de deseo de proseguir adentrándome en la
historia a pesar (o tal vez por) su lentitud; escenas inolvidables (la
excursión a por setas), personajes sorprendentes (como la ex mujer del
maestro), fascinación por un ritmo y una manera de contar distintas,
constituyen los principales ingredientes de mi lectura. Continúa Amparo destacando cómo la historia
desarticula el tabú de la relación profesor-alumna y cómo ésta muestra una
postura siempre feminista en sus decisiones, sus actitudes, que chocan con la
idea de una sociedad japonesa machista que tenemos; le gusta la idea de dos
personas que comparten su soledad, lo cual desata algún comentario de
desacuerdo entre los asistentes. Teresa confiesa su fascinación por Japón y por
lo tanto su disfrute con este libro, y nos ilustra con su conocimiento de
primera mano de esta cultura, aclarando
algunos detalles que se nos escapan sin notas a pie de página: la costumbre de
comer fuera de casa y en solitario está fuertemente extendida, el respeto hacia
el otro es una de sus señas de
identidad, el sake como pretexto para salir y festejar en solitaria compañía.
Esperanza califica este libro como plano,
sin emociones, pero que se lee bien, con agrado y sin deseos de
abandonarlo; añade que tiene un cierto atractivo el relato de una historia tan
tierna, incluso un poco pueril.
3-
Ana expresa
su tristeza por tener que abandonarnos y confiesa que su inmersión en estas
aguas duró sólo tres capítulos, pues la lentitud y la sensación de falta de
argumento, pudieron con su afán lector. Y sin más dilación, nos abandona.
Prosigue la ronda Manuel, quien afirma que le ha gustado por ser diferente, e
incluso asegura que es el segundo libro que más le ha gustado en los últimos 5 años (lo cual llena de satisfacción a esta humilde
fomentadora); la historia respira de una filosofía japonesa que llena e invita
a la reflexión, si bien resulta un poco pesada en su lectura. Mariola corrobora
la opinión del tertuliano antecedente y añade que resulta lento al principio y
durante toda la lectura se espera que suceda algo, pero que el final es muy
bonito, e incluso –nos confiesa en un arrebato de confidencialidad- le hizo
llorar.
4-
En este punto se suscita la duda acerca de la
duración total del romance ante lo cual nuestro becario inicia sus tareas
indagadoras y concluye que fue de 3 años. Tras este breve paréntesis continúa
la tertulia con la intervención de Bernardo que de forma concisa y con claridad
meridiana apostilla: no me ha gustado
nada y agradezco que no hubiera notas a pie de página, la historia no me llamó
desde el primer momento. Toma la palabra Victoria que relata cómo el inicio
tan contenido, tan lento, la sensación de que siempre estaban reprimiéndose, le
produjo cierto desasosiego, pero que la idea que va poco a surgiendo de una
relación no ideal que a ellos les sirve, le parece respetable y comienza a
interesarle. Además descubre una prosa muy metafórica en algunos momentos, como
cuando cuenta la afición del maestro a coleccionar pilas y lo que eso significa
en relación con la aceptación del paso del tiempo. Siente sin embargo que a
menudo el maestro trata con desprecio a Tsukiko, pero “siempre hay un roto para
un descosido”. Marian señala también que le ha gustado por lo diferente, que ha
descubierto una forma de relacionarse más pausada, una contención en los
sentimientos que nosotros no concebimos. A medida que la relación avanzaba,
ella se negaba a la idea de que el maestro muriera; esperaba algo más de sexo
que no sólo el “momento teta” y le sorprende lo ingenuo de algunas vivencias,
como el viaje a Disneyland, que hace pensar en una relación un poco ambigua,
tal vez más cercana a la de padre-hija. A todo lo anterior Sandra añade que no
recordaba el título, pero al iniciar la lectura comprobó que ya lo había leído,
ocho años atrás, y que le gustó porque le pareció una narración muy elegante,
muy delicada y una historia triste que le conmovió.
5-
Para finalizar, haciendo balance, concluimos que
el libro es un relato entrañable y
constituye una agradable y placentera lectura, con no pocos aciertos y momentos
destacables, si bien adolece de algo más de ritmo narrativo y de la vorágine de
eventos a que nos tiene habituados la narrativa de estos lares. Bernardo añade que le ha agradado el hecho de que esta
novela haya tenido tantas lecturas distintas como comensales nos reunimos
alrededor de esta mesa.
6-
Y llegado el momento de proponer una nueva
lectura, varios tertulianos consideramos que el antedicho Bernardo debería ser
quien eligiese el título, puesto que no acertamos a proponerle lecturas de su
agrado, a lo que, haciendo alarde de habilidad y estrategia, responde raudo que
cede gentilmente su turno a Teresa, puesto que posiblemente, nos abandone por
climas más cálidos en un futuro cercano. Ante
sugerencia tan cortés, nuestra amiga nos propone Pequeño catálogo de piratas y soledades, del vallisoletano Vicente
Álvarez (editorial Difácil). Y nos emplazamos para una fecha aún no definida,
mientras abandonamos la Casa del Arte luciendo todos una amplia sonrisa.
En
Valladolid, a 8 de mayo de 2013.
María
José Manzano. Secretaria accidental (una vez más).
Por fin puedo leer el acta!
ResponderEliminarQué gusto leerte, Secretaria, Secretaria.
Ya me han entrado ganas de comprar el libro y leer.
Por fin hace bueno y se está a gusto leyendo el cualquier sitio.
A todo esto, ¿qué libro compro?
Saludos a mis queridos tertulian@s.
Sandra
Por cierto, aprovecho la ocasión para desearos a tod@s FELIZ VERANOOOOOOO, que os lo merecéis porque os lo habéis currao!!
ResponderEliminar(Y ya que va de cumplidos, felicidades a l@s artífices de la nueva interfaz, preciosa!)
Me olvidé firmar, Sandra
ResponderEliminarOtra cosa, una duda: ¿por qué sale la cara de la Secre en mis comentarios? Creo que estoy haciendo algo mal...
ResponderEliminarEs verdad, Mariola, parece q en este blog sólo escribo yo.
ResponderEliminarseguramente he sido yo la q ha hecho algo mal