Undécima
Tertulia Alejandría (Viernes 24 de Junio 2016)
¿Por qué
cambiar?. Si todo nos va a la perfección continuemos celebrando estas reuniones
gastronómico-literarias en La Casa del Arte en Simancas. ¿Alguien puede pedir más que a la hora de
comer estar disfrutando con este “paisaje”
No se puede
pedir más a la atención, simpatía y amabilidad con la que nos tratan todos los
días.
No se puede
pedir más al ambiente agradabilísimo creado por los compañeros asistentes en
cada una de las reuniones, que, en este caso han sido: Esperanza, Mariola,
Mariam, Cristina, Bernardo, Mª Victoria, Manuel, Ana, Marisa y Pedro.
Para abrir
boca y saciar la sed del día caluroso, tomamos
unas cañas en el porche, aperitivo incluído.
Ya entrando en
materia (gastronómica) empezamos con un sabroso y refrescante salmorejo,
seguido de una ensalada templada de langostinos.
Para el
siguiente pudimos elegir entre un CACHOPO y un exquisito bonito a la plancha.
Y, para terminar una deliciosa
tarta de queso.
Todo ello
regado, como de costumbre, con un estupendo Ribera de Duero. Y asentado con el
correspondiente café y chupito.
Siguiendo en
materia (literaria), pasamos a dialogar sobre el tema que nos había motivado la
reunión: Los amores lunáticos de Lorenzo
Silva.
El tema principal es la historia amorosa que
vive Pablo,el protagonista, enamorado a la vez de dos mujeres: una chica de su
edad, Vanessa, y la profesora de Lengua, Leonor, que es mucho mayor que él. Son
dos tipos de amor diferente: uno es el amor llamado humano, el otro es amor
platónico. Aunque en el libro los dos son lunáticos… Y temas secundario, aunque
no menos importantes: la amistad y la relación padres e hijos.
A priori se
trataba de un libro ligerito, de fácil lectura y sin muchas pretensiones, por
eso del final de curso en el que uno está un poco más recargado de tareas.
A
posteriori resultó un tema de lo más
“animado”, por aquello de que el que más y el que menos ha tenido a lo largo de
su vida una “Vanessa” o una “Leonor”,
personajes de primer orden para el
protagonista del libro.
La forma de
reaccionar ante “ellas” resultó ser de
lo más variopinto, entre los que se manifestaron al respecto. La “horquilla”
iba desde los que se identificaban con el protagonista hasta los que no dijeron
si habían tenido o no amores lunáticos.
En cuanto a la
calificación otorgada al mismo por los lectores se podría decir que no ha
alcanzado una mayoría absoluta la positiva,
aunque si una mayoría simple. La negativa se queda en una minoría de
dos, mientras que tres se decantan por flojo, habiendo una abstención.
Si bien es
cierto que el libro, en su aspecto culto, abre un abanico de posibilidades, bien
directamente o por referencias, para poder derivarse uno a la lectura de
autores como Garcilaso de la Vega, Becquer, Antonio Machado, Raymond Radiguet, que a
raíz de su libro, El diablo en el cuerpo, se podría hacer referencia al fin de la novela amorosa, piedra
de toque del naturalismo en la que habían incursionado, con suertes dispares,
desde Dumas hasta Tolstoi, pasando por Balzac, Flaubert y Maupassant. Más
referencias: trata el amor de una forma totalmente opuesta a Ana Karenin. Su erótica tiene
la fuerza de Shakespeare,
pero también la crueldad de Lautréamont,
la lucidez destructiva de Rimbaud, el
humorismo furioso y compasivo que Céline
abordaría en su Viaje, la extraordinaria precisión
emocional de Proust… y alguno
más como Platón, Petrarca, Zorrilla…
Naturalmente que todo esto no es
de mi cosecha. Lo he encontrado al leer comentarios sobre el libro en cuestión.
Y llegado el momento de programar
la siguiente lectura , se sometieron a
votación las tres propuestas que había sobre la mesa, decantándonos por “La
sangre de los libros” de Santiago Posteguillo. Veremos a ver lo que nos
depara. ¡¡FELIZ VERANO!1.
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