viernes, 4 de julio de 2025

Esperando a Gabriel


“Sí, hubo épocas en que no sólo me olvidé de quién era,
sino que a lo que yo era, se le olvidó ser.”
                                                                                                    Samuel Beckett.


Debajo de cada uno hay una piedra y de cada piedra un gusano.

Es lo que me sugiere la historia de Gabriel Aristu, el personaje de la novela “No te veré morir”, de Antonio Muñoz Molina, un hombre errante; quizás, errado de su propia vida.
        Y es que, en el proceso de construcción de esa trayectoria, el mayor pecado es la obediencia al padre, o a la familia; creer en un modelo de éxito ajeno, exterior; alejado del cotidiano mundo gris en el que aquél se había desenvuelto.
        Así, con lo que primero nos topamos es con una fogosa despedida que formará parte del caldo de cultivo, y de la nebulosa, de sus sueños posteriores.

Mal comienzo para emprender un camino de ida.

Es un libro de desgarros emocionales, y de desarraigo buscado, que dejan la vida del protagonista cerrada en falso, como una herida. Esas heridas que cada cual lleva. Parafraseando a Miguel Hernández:
                                              "Con una herida viene:
                         La de la vida,
                         la del amor,
                         la de la muerte”

Gabriel Aristu se constituye en personaje del relato de su padre: “Se veía de niño, como en un álbum de fotos, una silueta medrosa bajo la tutela de su padre, un alumno modelo, destinado a convertirse en lo que otros esperaban  decidían a sus espaldas, lo que no necesitaban formular para que él obedeciera.”

La salida de ese túnel es el perdón: “A un padre pródigo se le concede el perdón igual que a un hijo pródigo”.
        Pero, el precio de la empresa, sin embargo, es muy alto: la renuncia a sí mismo, la desubicación, la extranjería, el convertirse en marioneta de un circo del absurdo.

Es como el personaje de Harold Lloyd, en “El Hombre Mosca”, agarrado al reloj del edificio que escala.
        Aunque, el personaje de Lloyd se encuentra con su amor al final de la escalada, y Gabriel Aristu “Al alejarse de Adriana Zuber, de quién se había separado era de sí mismo.... Lejos de ella había dejado de ser quien era, había abolido la vida que le correspondía”.
        Se había convertido en un extranjero de su país de procedencia, y del de acogida, por mucho que se concentrara en el empeño de hacerse americano.
Pág. 197: “yo no sabía que no estaba aprendiendo a ser americano, sino a ser extranjero”.

Así, finalmente, Gabriel se tropieza con la vejez de Adriana, y el declive propio.
Pág. 188: “la vejez empezó siendo el miedo a tropezar y caerse, a no ver el siguiente peldaño al bajar la escalera, a ser arrollada por alguien más rápido”.

Muñoz Molina describe la enfermedad, y esa resignación de lo que acaba, con la ausencia de luz, o con una luz tenue; con la pérdida de la noción del tiempo, con el olor a medicinas, a vejez, a ácido úrico.

        La vida de Adriana, en ese contexto, se dibuja expuesta junto al balcón, pero de espaldas a la calle, “para oírlo todo de lejos, sin verlo”.
        Muy alejada del paisaje que sostiene al Gabriel jubilado, que parece buscar su redención deleitándose con el cello: “junto a una venta desde la que se veía el rio Hudson, tocando a Bach y leyendo de cabo a rabo a Proust y Montaigne”. Una elección acertada.
        Antítesis, y burla del destino, de un desencuentro vital; cara y cruz, que, a la vuelta del tiempo, puede resumirse en esas dos ventanas que se abren o se cierran en la lejanía, como su propia vida.

                                                                                                                       Soledad González














martes, 17 de junio de 2025

Crónica de la 33ª Tertulia

 

     Celebrada, como últimamente es costumbre, en el Hotel el Montico, de Tordesillas. El día 6 de Junio de2025.

     Hay que agradecer al personal del hotel, la deferencia que tienen hacia La Tertulia, al permitirnos una sobremesa larga en el tiempo.

     Si en las anteriores reuniones venía aflojando el número de participantes, en esta ha habido un repunte, llegando a los quince:

     Raquel, Ana, Esperanza, Cristina, Marisa, Sandra, Sole, Patricia, Bernardo, Mariola, Manuel, Carmen, Mª Victoria, Inma y Pedro.

Una foto de un grupo de personas posando para una foto

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El protagonista de la sesión ha sido el libro “No te veré morir” de Antonio Muñoz Molina.

Antonio Muñoz Molina

     Nació en Úbeda (Jaén) en 1956. Ha reunido sus artículos en volúmenes como El Robinson urbano (1984) o La vida por delante (2002). Su obra narrativa comprende Beatus Ille (1986), El invierno en Lisboa (1987), Beltenebros (1989), El jinete polaco (1991), Los misterios de Madrid (1992), El dueño del secreto (1994), Ardor guerrero (1995), Plenilunio (1997), Carlota Fainberg (2000), En ausencia de Blanca (2001), Ventanas de Manhattan (2004), El viento de la Luna (2006), Sefarad (2001), La noche de los tiempos (2009), Como la sombra que se va (2014), Un andar solitario entre la gente (2018), Tus pasos en la escalera (2019), El miedo de los niños (2020), Volver a dónde (2021), No te veré morir (2023), y el volumen de relatos Nada del otro mundo (2011) y el ensayo Todo lo que era sólido (2013). Ha recibido, entre otros, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Planeta, el Premio Jerusalén, el Prix Médicis Étranger y fue finalista del premio Man Booker International con su novela Como la sombra que se va en 2018. Desde 1995 es miembro de la Real Academia Española. Vive en Madrid y Lisboa y está casado con la escritora Elvira Lindo.

 

Sinopsis de NO TE VERE MORIR.

     Una emocionante novela sobre la fuerza del amor y sus espejismos.

     Durante su juventud, Gabriel Aristu y Adriana Zuber protagonizaron una apasionada historia de amor que parecía destinada a durar para siempre. El futuro, sin embargo, tenía otros planes para ellos. Separados durante cincuenta años por un oceano de incomunicación, ella atrapada en la España de la dictadura, el viviendo el exito profesional en Estados Unidos, vuelven a encontrarse en el ocaso de sus días. Miradas, caricias, deseos acallados y viejos reproches dejarán paso entonces a la constatación de que la nostalgia de aquel primer amor lo es también de la persona que una vez fuimos. No te vere morir es una novela sobre el poder de la memoria y del olvido, la lealtad y la traición, los estragos del tiempo y la obstinación del amor y sus espejismos. La conmovedora historia de una pasión frustrada por la vida y un hermoso retrato de la vejez escritos con una delicadeza extrema.

     Tras los prolegómenos, vino o caña incluidos, para interesarnos por “la vida” de los demás mientras se incorporaban todos los tertulianos, pasamos a la parte gastronómica, con la que hicimos acopio de fuerzas para afrontar la última parte literaria de la jornada.

     A la mayoría no le ha gustado nada la primera parte del libro, en la que el primer capítulo es una frase de unas 60 páginas, difícil de “digerir”.

     A la mayoría no le ha gustado el final, por ambiguo, impensable, abrupto y abierto a la valoración del lector.

     La parte central del libro es la que tiene más aceptación, aunque también hay disparidad de criterios.

     Aspectos que se han puesto de relieve por alguno de los tertulianos:

·         Inmigración

·         Posguerra en España

·         Eutanasia

·         El tiempo no lo borra todo

·         “Dejarse vivir”

·         A pesar del titulo no es una novela romántica

·         Los sueños como una segunda vida

·         Nos transporta a los EEUU

     A lo largo de la tertulia se ha conversado sobre los distintos puntos de vista con respecto a los personajes y su forma de actuar, así como de los aspectos relacionados antes.

     Como fin, para no alargar más esta crónica, concluyo con las valoraciones que los tertulianos han dado a la obra:

     En términos matemáticos ha resultado algo como la vida misma: una campana de Gauss, quiero decir que valoraciones muy bajas una o dos, valoraciones muy altas una o dos, y el resto se ha aglutinado en torno al valor central, pero sin despegarse mucho del 5 sobre 10.

     De cara a la próxima se barajaron cuatro propuestas, siendo “Oposición” de Sara Mesa la elegida.

Diagrama

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